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Plan B para el biodiésel argentino

Viernes, 31 Marzo 2017
Fuente: 
Valor Soja

El mercado argentino no está en condiciones de absorber la totalidad de las exportaciones de biodiesel en caso de que las autoridades de EE.UU. decidan bloquear el ingreso de ese producto. Sin embargo, existen alternativas que podrían ayudar a que ese golpe –en caso de ocurrir– sea menos dañino.

“El gobierno nacional está trabajando para incrementar el uso de biodiesel en el campo, para lo cual se implementarán dos vías: una a través de un fazón de soja por biodiesel, operatoria en la que se involucra a productores agropecuarios, y la otra en la habilitación de las pequeñas plantas que actualmente están instaladas y operan eventualmente de manera marginal”, explica Claudio Molina, director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.

En 2016, según datos oficiales, la producción argentina de biodiesel –elaborado en un 100% en base a aceite de soja– fue de 2,65 millones de toneladas, de los cuales un 39% de destinó al corte obligatorio del 10% de biodiesel con gasoil, mientras que el monto restante (1,62 millones de toneladas) se exportó mayoritariamente a EE.UU. y, en menor medida, a Perú (nación esta última que a fines del año pasado aplicó derechos antidumping al biodiesel argentino).

“El Ministerio de Agroindustria apuesta a que una tercera parte de lo que consume de gasoil el agro se sustituya por biodiesel, lo que representaría una demanda anual adicional de unas 530.000 toneladas, aunque para eso se requerirá resolver problemas logísticos, impositivos y, en algunos casos, también de calidad, lo que llevará mucho tiempo en concretarse”, señala Molina.

Si bien desde 2014 está vigente una resolución que indica que en “las empresas en las cuales sea técnicamente posible la utilización de biodiesel para la generación eléctrica” deberán realizar un corte del 10% con el biocombustible, el uso del biocombustible para ese propósito no se está instrumentando.

“Por el momento, el consumo en el segmento de generación eléctrica es casi nulo y el gobierno tiene la obligación –y no lo hace– de procurar el cumplimiento de esta obligación”, alerta Molina. “Si eso ocurriera, la demanda adicional promedio de biodiesel sería cercana a 180.000 toneladas anuales. Si bien existen algunos problemas en invierno con las turbinas de ciclo combinado –que se pueden resolver si hay voluntad– los motores resisten altos porcentajes de biodiesel sin problema alguno”, agrega.

Otra alternativa es el uso de cortes del biodiesel con gasoil al 20% en flotas cautivas de camiones, ómnibus y colectivos. “El programa, si bien podría ser implementado por el Ministerio de Energía (y Minería), sería voluntario, con lo cual no es factible proyectar la demanda adicional que podría generar el mismo, especialmente porque todo lo que no es obligatorio requiere de precios relativos favorables y, por el momento, el biodiesel es más caro que el gasoil”, apunta el director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.

En octubre del año pasado el Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) ordenó a la Unión Europea que elimine los derechos antidumping aplicados desde noviembre de 2013 al biodiesel argentino (medida que interrumpió las ventas al hasta entonces principal mercado de exportación del biocombustible). Sin embargo, la aplicación efectiva de la medida, debido a los criterios burocráticos del OMC, puede llegar a ocurrir recién hacia fines de 2017.

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